¿Qué fue de ellos?

Esta fotografía la tomé el 11 de julio de 2013 en Lisboa. Normalmente las fotografías de viaje suelen centrarse en paisajes, edificios singulares o aspectos típicos y raramente aparecen personas en ellas. Ocurre también muy de vez en cuando que una de esas tomas nos venga recurrentemente a la cabeza y nos haga reflexionar. Este es el caso. A esta foto la llamé «Las edades del hombre». No creo que sea necesario explicar por qué. Si estáis leyendo esta entrada es casi seguro que estáis posicionados en el lado izquierdo de la foto, lo que significa que tenéis en principio una larga vida por delante, que estáis en disposición de formar familia o ya la habéis formado, incluso puede que más de una. La vida es ilusión, es bella, llena de planes, salvo excepciones evidentemente. El recorrido hasta llegar a la derecha es toda una incógnita. La mayoría nos creamos unas expectativas, que pueden cumplirse, superarse o no alcanzarse. En cualquier caso, existe un largo espacio temporal para recorrer el escaso metro y medio que nos posicionará a la derecha.

Me ocurre cada vez más, que al cruzarme con gente en la calle, en el supermercado, en el trasporte público o en cualquier cafetería, me pregunto por su vida. Pretendo conocerlos y observando, deducir la máxima información; normalmente acabo preguntándome qué será de ellos al cabo de una veintena de años o más, si habrán podido sortear toda clase de problemas sentimentales, de salud, familiares o económicos, si se sentirán orgullosos de sus hijos y ellos de sus padres y si llegarán a la vejez en compañía y en buenas condiciones. A los pocos minutos ya no recuerdo sus caras y me olvido de ellos, pero sí me preocupa el futuro de una sociedad cada vez más distante de aquella en la que he crecido. ¿Qué tipo de estructuras o desestructuras familiares existirán? Imagino relaciones abiertas poliamorosas e hijos con poli-padres o poli-madres, padres y madres con poli-hijos/as/es. La diplomacia tiene ahí un gran futuro como alternativa a disputas domésticas. Tríos y cuartetos conviviendo en el mismo espacio, disputándose el cuarto de baño, el ancho de banda y el mega televisor que sobresale por la ventana del salón.

Escribo todo esto porque los integrantes del trío de la foto no tienen nombre, aunque sí cara. Han pasado 9 años y me pregunto qué habrá sido de ellos. ¿Continuarán en pareja? (la diferencia de bronceado hace pensar en una pareja incipiente) ¿Seguirá teniendo él las mismas ganas de poner la mano donde está? ¿La habrá respetado durante su relación? ¿Tendrán hijos? El abuelo, ¿tenía algo que ver con ellos? Si no tenían nada que ver, ¿se sentían cómodos con su presencia? ¿Se interesaron por él? ¿Qué habrá sido del abuelo? ¿Cuántas cosas me podría contar? ¿Qué hacía allí con el cinturón rodeando su pierna? ¿Qué pensaba de la pareja que tenía a su lado?

Los desconocidos con quienes nos cruzamos diariamente desaparecen de nuestras vidas; los que hemos hecho nuestros, nos acompañarán siempre.


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